Lo demostraron apenas el pasado lunes en la noche cuando se reunieron durante más de cuatro horas en la residencia de Julio Romero y su esposa Sonya, la diputada.
El patio de la residencia estaba a reventar de dirigentes miguelistas, reunidos alrededor de la piscina, que estaba cubierta con una lona para prevenir algún accidente, en caso de que alguien cayera.
Muchos fueron a tratar sobre cuestiones polìticas, pero otros, como el diputado Anibal Rosario, solo fue "a lamber", según lo dijo, hablando a los asistentes, el también diputado Rafael Vásquez, Fiquito.
Lo dijo quizás porque ya habían pasado casi cuatro horas y la gente estaba sentada alrededor de sus mesas, todos ordenaditos, tranquilitos.
El suculento sancocho "con mil carnes" parece que estaba en la mente de Rosario quien, cuando dio su discurso, se refirió al preparado cuyo olor inundaba el ambiente.
Todos estaban alegres.
Dan por seguro de que ocuparán todos los cargos de dirección del PRD.
Tienen una "tripleta ganadora".
Julio Romero, tenía a su lado a Sonya, quien no le pierde "ni pie ni pisá".
Se agarran de las manos como dos tortolitos. Ella casi casi se acurruca junto a él. Está bella, no como cuando la conocí, pero está bella.
Fue una noche, además, con adversidades que, en algún momento, Romero interpretó como "un boicot" a la actividad.
El asunto es que en el barrio residencial en que vive, es muy raro que el fluido eléctrico sea suspendido. Sin embargo, este lunes se produjo un corte de electricidad desde las cuatro de la tarde hasta pasada las 10 de la noche.
Romero no estaba preparado para esa eventualidad que, en otros barrios, es moneda corriente.
La plantita de 500 vatios que usaron para iluminar y suministrar energía al equipo de sonido era insuficiente.
Por ese motivo, solo estaban encendidas dos bombillas de bajo consumo y el equipo de música se encendía y apagaba contionuamente.
Aún así, el orden fue total. Absoluto.
No fue necesario que las sillas fueran amarradas entre sí como ocurrió en la apertura de la convención del PRD el pasado domingo.
La diputada Sonya dijo que espera que ya nunca más sea necesario amarrar las sillas en encuentros de perredeístas.
De hecho, en su residencia, durante el masivo encuentro, todas estaban sueltas. Todos eran miguelistas. No había ni un solo seguidor de Hipólito, Guido, ni de Luis Abinader.
Fiquito Vásquez dio su discurso.
Indiscutiblemente, es el gran líder, el gran estratega (claro, por debajo de Miguel Vargas) del "nuevo PRD".
Se jacta de que el PRD institucional va por delante de sus demás compañeros, quienes no accionan, sino que reaccionan a las iniciativas de las "autoridades legítimas".
Todos los que hablaron se refirieran a sus aspiraciones a puestos directivos.
Ninguno lanzó ni siquiera una arenga de al menos un minuto contra el Gobierno.
Por lo demás, fue una velada en la que Romero y Sonya se la lucieron con su amabilidad al recibirlos a todos en su hogar.
En el patio, varios carteles mostraban a José Antonio Trinidad y al mismo Romero sonrientes. Tienen el control del partido y están felices. Eso se notaba en todos los rostros.
Quizás, por esa felicidad, no fue necesario hablar de estrategias para enfrentar al gobierno.