Para nadie es un secreto que las malquerencias eran motivadas por quienes, tratando de aprovechar la efervescencia de la campaña, intentaron proyectar sus carreras políticas mucho mas allá de la fecha de nuestra meta inmediata, el veinte de mayo del dos mil doce, pues, estaban mas pendientes de sus agendas personales a largo plazo, que a aquella que le abriría las puertas de la esperanza a la gran mayoría de dominicanos y dominicanas.
Mi madre (Ana Mercedes Rodriguez) que de sabiduría popular le puede dar clases a los pensadores del renacimiento, dice con frecuencia, a modo de refrán, algo que se ha constituido en filosofía de vida: "el que la hace la paga, el que siembra cosecha, la mala fe no pare hembra y Dios no se queda con nada de nadie".
La lógica de actuación del sector que tiene como jefe (No Líder) al Ing. Miguel Octavio Vargas Maldonado, su puñalada trapera y las componendas con sectores oficialistas, han propiciado el distanciamiento de quienes, por su esfuerzo, trabajo y dedicación, legitiman al PRD ante la sociedad, los mismos que, a lo interno de la organización, gozan de una abismal mayoría.
Una gran mayoría que ha decidido enérgicamente acompañar a la sociedad en sus reclamos ciudadanos, en sus demandas mas sentidas, enfrentar los abusos del gobierno, el alto costo de la vida, los altos niveles de desempleo, la inseguridad ciudadana y canalizar (social y electoralmente) las aspiraciones de la sociedad y su militancia. Lo que desde ya, está generando entusiasmo de cambio en quienes esperan una opción redentora. Nadie en su sano juicio tiene como paradigma a un traidor, so pena de granjearse el rechazo de sus congéneres.
Hoy, ese PRD mayoritario es una realidad, y como los iguales se juntan, parece ser que ahí está la verdad y la razón y del otro lado, salvo honradas excepciones, los que apostaron al fracaso en detrimento de mas de dos millones de ciudadanos que votaron por la propuesta Hipólito-Luis. Eso me recuerda las palabras sabias de un amigo que siempre dice: "No hay deuda que no se pague, ni plazo que no se cumpla".
Deslindados los campos entre la traición y los principios, solo cabe citar la célebre frase atribuida por Suetonio a Julio César al momento de cruzar el río Rubicón, límite entre Italia y la Galia Cisalpina, "LA SUERTE ESTÁ ECHADA".
El escritor es Dirigente Político.