Se abren puertas para abinader

Cuando el expresidente Hiplito Mejía dijo que no estaba en su agenda la aspiracion presidencial para el 2016, afirmo tambien que cuando se llega a cierta edad tiene uno que retirarse



Querría hacerlo poco a poco, pero al parecer el ex presidente Mejía está pensando seriamente en su retiro de la contienda presidencial del 2016, lo que le dejaría abierta la puerta a un lógico aspirante, su compañero de boleta en las elecciones del 2012, Luis Abinader.
Una serie de factores pudieran convencer a Mejía. El principal de los cuales es  la división sin retroceso de su partido, lo que le ha hecho pensar si podrá unificar a la organización para hacer un papel airoso, o correr la aventura de postularse por una convergencia de partidos pequeños.
Hace días durante una visita a la ciudad de Mao, el ex gobernante, que era tenido como una tabla de salvación del PRD frente a las pretensiones del PLD de mantenerse en el poder por los próximos cuarenta años, reveló que la candidatura presidencial no estaba en su agenda.

Después de que en 1968 el doctor Balaguer pulverizó las aspiraciones del licenciado Francisco Augusto Lora, que era vicepresidente de la República por el cuatrienio 1966-1970, y que fue el principal contendor de su liderazgo, jamás a otro político se le vio con rango para relevarlo.
El doctor Balaguer dijo más o menos lo mismo; negó que se postularía y lo hizo a partir de 1966, durante doce años y posteriormente en el tramo final de diez años de la era balaguerista, pero el PRSC siempre mantuvo la lealtad sin rupturas de consideración.
No es lo que ocurre ahora en el PRD donde tras una lucha intestina  con su antiguo ministro de Obras Públicas, Miguel Vargas Maldonado, el ex  presidente quizás ha tenido varias caídas, tiene poco apoyo de opinión pública y afronta una convención que Vargas organiza.
Los periodistas que entrevistaron a Mejía cuando habló hipotéticamente de un retiro, lo escucharon aclarar también que él no estaba diciendo que no competirá en los comicios venideros, lo que dejó en el entendimiento de los reporteros que el ex gobernante decía sí y no.
El desánimo general en el PRD es para muchos otros el factor más serio contra el exgobernante y sus afanes por empuñar el liderazgo de la organización. Su hegemonía parcial pudo haberse degradado al decir “no quiero ser líder, quiero ser dirigente”.
El PRD ha estado fuera del poder durante largos años, el último período de los cuales ya lleva casi diez, con las consecuencias de que no tiene un solo senador y una proporción menor de diputados, alcaldes y regidores que en épocas pasadas cuando la organización dominaba las calles.
El estar fuera del poder durante tanto tiempo ha salvado la situación de los que tienen cargos públicos en el Congreso y los municipios, pero ha golpeado particularmente a la clase media perredeísta que anda de manera visible con ropa desaliñada y sin esperanzas.
El peso de la edad
Cuando Mejía dijo que no estaba en su agenda la aspiración presidencial para el 2016, afirmó también que cuando se llega a cierta edad tiene uno que retirarse. Recordó que fue penoso ver al doctor Balaguer y al profesor Bosch con la salud deteriorada al frente de sus partidos.
Mejía tiene alguna preocupación por el tema de la edad. Cuando durante la campaña electoral un periodista le llamó en un artículo “envejeciente”, le mandó a decir que él no estaba viejo y que podrían echar una carrera a ver cuál de los dos ganaba. El periodista es un envejeciente que acepta su condición.
El ex presidente tiene razones para sentirse cansado y para decir que “yo no voy a estar toda la vida en esta cosa”, cuando sabe bien que entre su sector hay varios que aspiran lograr la candidatura presidencial, que si no han salido al ruedo es por el respeto que le tienen.
El caso de un aspirante seguro a la Presidencia por su partido, PLD, Leonel Fernández es diferente. Cuando sus bonos cayeron al dejar el puesto en el 2012, se refugió en la Fundación Global y ha seguido su vida como si nada. Para su suerte no se le nota mucho la edad ni las consecuencias de su propensión a la comida chatarra y a la soda dulce.
Desde afuera del PRD aparenta verse que Mejía ha perdido la batalla contra Vargas, quien lo expulsó de las filas del partido en una maniobra diabólica y bien manejada pero que todavía causa mal entendimiento entre partidarios y observadores de la situación de esa organización.
El tema de la salud no ha sido aquí una mención al menos públicamente en estos días. La semana pasada el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos sufrió un percance por incontinencia urinaria y apareció ante el público con los pantalones mojados.
A poco Santos recordó, con su médico de un lado y la familia del otro, que fue operado de la próstata y que la incontinencia urinaria es una de las consecuencias, pero repudió a quienes  lo descalifican para la reelección en los comicios de mayo, al decir que su salud es óptima. Santos tiene 63 años.
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LA CLAVE PARA LOS PROPÓSITOS DEL PRD

Luis Abinader podría ser la clave para que el PRD salga airoso en las elecciones del 2016. El precandidato perredeísta pudiera, pese al fraccionamiento actual, llevar a cabo una campaña sin mayores contradicciones y de no ganar, garantizar algún avance en posiciones del Congreso y alcaldías, en una elección que será general.
Abinader ha acompañado a Mejía en varias actividades en el interior del país, pero se ha cuidado de hacer otras solo; tiene un modesto equipo de agi-pro, algunos técnicos que apuestan a su posible fórmula y quizás contaría con empresarios que lo ven como uno de los suyos y un mal menor.
El joven político y economista está preparado en negocios y su discurso e historial son mucho más suaves que otro aspirante a la candidatura presidencial, Guido Gómez Mazara, quien fuera consultor jurídico del Poder Ejecutivo, en una concesión paternal de Mejía a un abogado de mediana experiencia en el momento.
Si se pensara que al final el PRD tendrá que buscar un arreglo entre sus facciones principales de Mejía y Vargas, Abinader estaría en las mejores condiciones para impulsar la misma si le conviniera, pero sabe que el partido dividido difícilmente gane aunque lo apoye una convergencia hasta hoy indefinida.
Abinader no es un viejo roble del PRD ni tuvo antes en los gobiernos de ese partido alguna relevancia. No es el caso, para citar a otro político, de Emmanuel Esquea, quien pudo lanzar su candidatura prevalido de su buena reputación y la energía para hacer una oposición firme.
Mientras el tiempo pasa y el régimen del presidente Medina sigue indetenible en la construcción de obras públicas en todo el país y capta ingenieros desempleados que construyen cientos de escuelas y clínicas, el PRD no asume los temas nacionales que pudieran acarrearle apoyo de las masas que antes dominó.
Vargas, a quien tendría que enfrentarse Abinader en algún momento, ha salido más astuto y difícil de manejar que lo esperado.
Ha seguido adelante con un cronograma que lo llevará a la convención nacional donde se asegura que saldrá ganancioso y pretende que desde ya se le vea como el presidenciable de su partido.
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