Popularidad de Danilo; PLD cosechará frutos de gestión

La pasada fue una semana de oro para el presidente Medina. Durante la misma concluyó la agenda de reuniones con dirigentes políticos y religiosos para escuchar sus pareceres en torno al anteproyecto de Ley de Naturalización que está pendiente.



Aunque los adversarios no quieran, y como cosa extraña en la política dominicana, el gran beneficiario de que el presidente Danilo Medina tenga una alta valoración de hasta 90%, para situarse en la cima de los gobernantes de América Latina, es su partido el PLD.
A todos los aspirantes a la postulación presidencial por ese partido les vienen bien los numeritos de esa encuesta, aunque el aventajado parecería ser el expresidente Leonel Fernández, a quien durante la semana apoyaron 17 senadores y 40 diputados de la organización.
Si fuera una sola la empresa que  reconoce al gobernante actual por su popularidad tras dieciocho meses en el poder, se diría que los resultados forman parte de una campaña auspiciada por el oficialismo, cosa irreal puesto que la aceptación del público hacia el gobernante es notoria.
Se dice que las encuestas que acuna el régimen de Medina no guardan divergencias con la divulgada el pasado miércoles por la empresa Mitofsky, que coloca a Medina delante de presidentes cuyos países han progresado mucho como el caso de Evo Morales, de Bolivia.
Morales ha logrado que su país alcance un nivel del PIB nunca visto, ha peleado con empresas mineras extranjeras y ha reclamado que las industrias aumenten los salarios de los trabajadores de conformidad con los cuantiosos beneficios que obtienen anualmente.
Como aspirante el doctor Fernández sería el principal beneficiario de la popularidad del régimen actual porque hasta sus enemigos a muerte lo ven como el casi seguro candidato presidencial de su partido el PLD, no obstante que otros tras la candidatura salieron temprano.
A Medina no le importaría mucho la contradicción de que al ex presidente le beneficie su popularidad porque mientras tanto, los adversarios del PLD y otros publicistas de la llamada sociedad civil, han dejado quieto a su régimen y más bien parece que disfrutan de sus logros.
Semana de oro
La pasada fue una semana de oro para el presidente Medina. Durante la misma concluyó la agenda de reuniones con dirigentes políticos y religiosos para escuchar sus pareceres en torno al anteproyecto de Ley de Naturalización que está pendiente.
El pasado martes el presidente Medina recibió en el Palacio Nacional a todos los sectores vinculados a la educación y a muchas otras personalidades en el acto de firma del Pacto Nacional para la Reforma Educativa, del cual dijo que “no será un papel mojado”.
Medina sacó tiempo en la semana para inaugurar escuelas, una industria de refrescos, otra de calzados, dos modernos centros de control del tránsito aéreo. Aunque no asistió habría sido informado del comienzo de la perforación del túnel de la segunda línea del Metro de Santo Domingo, que conectará el DN con Santo Domingo Oriental.
El presidente Medina no ha tenido días de descanso, lo que quizás no es sano para su salud, pero al parecer piensa que los cuatro años por los que fue elegido no son suficientes para cumplir con el extenso programa que propuso al electorado en las pasadas elecciones.
Con poco menos de la mitad de su cuatrienio consumido muy exitosamente el gobernante ha dicho en público, y al parecer en privado también, que no buscará la reelección en los comicios de mayo del 2016, cosa que en cualquier caso tiene opiniones encontradas.
A poco de conocerse el pasado miércoles el informe de la consultora Mitofsky, aumentó en medios radiales que dan acceso a las opiniones del público, los que reclaman la reelección del presidente Medina, unos por apoyo a la gestión y otros porque lo ven menos malo que Fernández.
El doctor Fernández pudiera tener una ventaja sobre los demás aspirantes a ganar la postulación porque gobernó 12 años, creó una fortaleza de partidarios muy poderosos para quienes él es la tabla de salvación; también por su trabajo sin descanso y la falta en el PLD de líderes de relevo.
Medina, con la sartén bien firme en su mano derecha no tiene problemas de ningún tipo de que el doctor Fernández u otro de los aspirantes del PLD ganen el año próximo la candidatura presidencial. Cual que sea tendría que apoyarse en su obra y el reto de continuarla si ganara.
Más bien las críticas despiadadas contra Fernández por parte de grupos de la sociedad civil que quisieran enjuiciarlo por actos de corrupción durante sus 12 años, por concentrarse en el ex presidente, han dejado tranquilo a Medina. Ya saben que será difícil dividirlos, un viejo supuesto.
Por qué la valoración
Los analistas y muchos ciudadanos se preguntan por qué la valoración tan alta de Medina cuando la gente se queja a diario de las alzas de los productos del comercio, de la brutalidad de la Policía, la ineficiencia de la AMET y la inseguridad en las calles de las ciudades dominicanas.
Al parecer con su obra de dieciocho meses el presidente Medina ha logrado que no le caigan a su régimen las tropelías que se le atribuyen a los del doctor Fernández, y que ha sido una de las razones de que hayan surgido al menos cinco aspirantes que temen un vuelco electoral contra el PLD en 2016 si el ex gobernante se postulara.
Hay quienes creen que el nivel de cansancio e indiferencia de los electores al día de hoy, así como la desesperanza de los votantes del PRD, que fue en algún tiempo el principal partido del país, influyen en el pensar del país. Otros ven a los políticos como aprovechadores de los cargos públicos que al nombrarlos reciben un certificado para el pillaje.
Ya la dirigencia del PRD no tiene la preocupación de que Danilo y el doctor Fernández se distancien, como era el supuesto al comenzar el cuatrienio actual. Esas predicciones que se cayeron por la sabiduría de los dos políticos alimentan pasos errados como el que recientemente dio un sector del PRD al unirse a partidos y grupos menores sin programa alguno, en lo que definen como Convergencia.
Los del PRD han olvidado que con un buen programa de lucha popular a su estilo, esgrimiendo la defensa de los intereses de los pobres podrían remontar, pero la división entre  dirigentes que tienen cada cual sus aspiraciones imposibilita plantear una propuesta común de verdadera oposición.
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