La construcción de un muro en la frontera dominico-haitiana sería la primera medida que tomaría Pelegrín Castillo en el gobierno. Dice que, probablemente, sea una decisión que salga primero que el nombramiento de su gabinete de gobierno.
Bueno, hay algo que podría producirse antes de ambas cosas: el retiro del embajador de los Estados Unidos en el país, James Brewster, con quien mantiene diferencias por su defensa y promoción de la comunidad de LGBT, que agrupa a homosexuales, travestis, transgeneros y transexuales.
Castillo le acusa de ser un embajador activista, que atenta contra los cimientos de la sociedad dominicana, considerada por el político como eminentemente cristiano.
El muro del que habla como primera medida sería una contención física y tecnológica, con espacios naturales como las escarpadas montañas de la zona, que no hacen tan necesaria la construcción del muro físico en toda la línea divisoria que no supera los 490 kilómetros entre República Dominicana y Haití.
“El muro es la mejor herramienta de política exterior y de política interior y serviría como una clara señal de que República Dominicana dejó de ser el Estado pivote de Haití”, indica el candidato presidencial de la Fuerza Nacional Progresista (FNP).
Insiste en que la construcción del muro no es un bloqueo expreso contra Haití, y lo defiende por edificaciones similares en otros 63 países del mundo. Sus técnicos, dice, están trabajando en la definición de las características del muro, como por ejemplo las líneas de construcción en bloques que tendría.
Eso no significaría que República Dominicana se desentendería de la crisis haitiana, y pone como prueba la consideración que se tiene a sí mismo como el político que más ha pedido a la comunidad internacional la solución a la crisis de la vecina nación.
Asegura que los centros de captación de firmas que han abierto para recolectar el apoyo que soporta su idea de la construcción del muro, se mantienen llenos y con alto entusiasmo entre los participantes, una realidad, dice, que evidencia el respaldo y el apoyo de la gente a su visión de país y a la de la Fuerza Nacional, organización fundada por su padre Marino Vinicio Castillo.
“No necesariamente tiene que establecerse un muro físico en toda la frontera. El muro es un instrumento de control del espacio físico, los campesinos dicen que sin cerca no hay finca”, reafirma.
El muro no sería la detención del tránsito, comenta, su realidad sería que solo pasarán por la frontera los que tengan que pasar, los que tengan documentación para hacerlo.
Hay un área donde se necesita el muro físico porque el espacio es muy abierto, revela, y existe otra parte que podría ser cubierta con vallas, con alambres con tecnologías y otro espacio delimitado por las mismas montañas con una barrera de bambú.