Cuadrando Caja Chica: Hablando del Profesor

Mañana jueves, damos cierre al caluroso y concurrido mes de agosto – el cuál fue testigo del inicio del 5to gobierno del PLD y el camino a dos décadas de mandato morado.  No pude evitar pensar en el Profesor Bosch (¡Yeison, te juro que también estaba pensando en eso!), a quien siempre idealicé con ojos de inocencia en mi niñez – llegué a darle la mano solamente una vez mientras esperaba que me recogiera mi madre de mi clase de Karate en el Club Arroyo Hondo.

Ya de adulto comencé a ver sus faltas y defectos, y al analizar a esta gran figura y todas sus obras, lo que más ha perdurado en mí hasta el día de hoy, es ese humanismo que buscaba conectar con todo dominicano. Decía el profesor en Apuntes sobre el arte de escribir cuento:

“Todo lo dicho hasta ahora se resume en estas pocas palabras: si bien el cuentista tiene que tomar un hecho y aislarlo de sus apariencias para construir sobre él su obra, no basta para el caso un hecho cualquiera; debe ser un hecho humano o que conmueva a los hombres, y debe tener categoría universal. De esa especie de hechos está lleno el mundo; están llenos de días y las horas, y adonde quiere que el cuentista vuelva los ojos hallará hechos que son buenos temas.”

Hoy, les recomiendo dos cuentos en particular – son tan cortos que no tienen excusa para no leerlos, además les he incluido los hipervínculos.

1.       Los amos; describe la situación sociológica del patrón y sus obreros. Siempre me hace pensar qué es lo justo, y si estoy abusando de mi poder sobre los más desafortunados. “Malagradecidos que son, Herminia.”

2.       La mancha indeleble; Todos los que habían cruzado la puerta antes que yo habían entregado sus cabezas, y yo las veía colocadas en una larga hilera de vitrinas que estaban adosadas a la pared de enfrente.Así empieza este gran clásico que describe los peligros de aliarse ciegamente a un partido político. Aunque de seguro hoy el profesor se sorprendería de lo fácil que es entregar la cabeza a un partido, volver a llevarse su cabeza, y volver a entregarle la cabeza (específicamente la lengua) a otro partido.

Supongo, que lo que trato de decir es que quizás, digo yo, a los políticos de aquí (especialmente a los pseudointelectuales del Boschismo) les hace falta leer uno que otro cuento del profesor para recordarse qué significa ser un humano – ya que con tantas tentaciones hoy en día, es tan fácil volverse una bestia salvaje, y más con el sabor del poder en los labios.
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