La vida y sus enseñanzas diarias. La muerte de Hatuey De Camps “El Cacique” nos ha enseñado mucho – yo diría que suficiente-.
Dice un viejo pero muy viejo adagio, que “no sabemos cuánto nos aman hasta que partimos de este mundo”, Hatuey es muestra viva de tan añejo refrán. Su partida ha “enlutado” a toda la clase política dominicana sin importar banderio político o ideales.
Reseñan los principales medios periodísticos del país que la cualidad más exaltada del Cacique fue su inquebrantable coherencia y sus principios al asumir una causa, pena y vergüenza debe de dar a aquellos que encumbran la “Coherencia del Cacique” – muchos contemporáneos con él- y en el transcurrir de su vida política han sido muy vacilantes en sus decisiones, un día es purpura otro día es escarlata.
Como todos cuando morimos somos buenos y a muchos dejamos afligidos, hay que ver que cualidad será resaltada en nuestro velorio como la Coherencia del Cacique.