Siempre hemos escuchado decir, en la vida todo pasa por algo, nadie sabe cómo es mejor, los tropezones hacen levantar los pies, a mal tiempo buena cara, no hay mal que por bien no venga, quien bien te quiere te hará llorar, el que la hace la paga, quien ríe ultimo ríe mejor, pero al final al que madruga Dios lo ayuda, muchos refranes y todos dicen lo mismo.
Esos adagios me hacen recordar como en numerosas ocasiones han intentado derrumbar los sueños de jóvenes emprendedores, innovadores e admirables, que con esfuerzo y sacrificio decidieron trillar un camino por un mejor porvenir con la esperanza de lograr el beneficio de toda una generación y de nuestro país.
El precio del éxito es el trabajo duro, la dedicación y determinación, se gane o se pierda siempre hay que demostrar que sin importar las traiciones, desconsideraciones y humillaciones, se debe continuar luchando por toda esa juventud esperanzada de un nuevo futuro.
A todos aquellos que nos hacen llegar a la mente todos esos añejos refranes es bueno recordarles “La juventud perdona pero no olvida”, todo empieza con nada, y así como lo dijo Miguel de Cervantes: “Cuando una puerta se cierra, otra se abre”, lograremos el sueño de nuestra generación.