No soy politólogo pero he observado desde una vertiente no científica los perfiles de los políticos dominicanos, no hay que entrar en detalles porque los niveles a la hora del accionar de estos, son tan básicos que no motivan un análisis profundo debido a la frecuencia con la que estos cometen errores, errores que han desacreditado la propia actividad política y su fin.
La acción personal ha sustituido el fin de la actividad partidaria y han desviado la esencia del político en sí. Algo ha pasado en la sociedad política que los paradigmas cuales han sido tomados como modelos para construir proyectos de partidos de cara a la sociedad no han influido lo suficiente para construir ideales fuertes, solo usan las figuras de los verdaderos líderes para hacerse los graciosos.
El liderazgo entre comillas de los partidos se ha constituido en bandas que promueven las zancadillas, las trapisondas y todo lo que es inverso a la idea y el debate político, siendo el amiguismo el nuevo sustituto de los méritos construidos a fuerza de trabajo y el chisme es el nuevo guía de la conciencia. Por eso es que la participación en política está siendo desmotivada. Pero lo que mueve al hombre a incursionar en política es más que todo eso, ser víctima de las frustraciones de los que han asaltado a los partidos no es el muro que detiene las esperanzas. Serán vencidos.