Hay quienes afirman que lo ocurrido en Brasil no fue un golpe de Estado. Tal vez tengan razón. Porque lo acontecido fue algo peor. Fue una canallada. Con estas palabras el expresidente de la República, Leonel Fernández se pronunció a propósito del impedimento de la continuidad del mandato de Dilma Rousseff como presidenta de ese país.
“Lo que aconteció en Brasil en relación a Dilma Rousseff no fue un juicio o un impeachment. Fue, más bien, una especie de teatro, un melodrama, una tragicomedia, que enmascaraba el hecho de que, en el fondo, de lo que realmente se trata es de una lucha de poder”, expresó Fernández.
Dijo que no importó que políticos de los veintiocho partidos representados en el Congreso estuviesen vinculados a lo que en Brasil se conoce como el Lava Jato. “Lo importante era encontrar un responsable de las limitaciones que estaba empezando a experimentar un pueblo que ya se había acostumbrado a vivir fuera de la pobreza”, acotó.
“Esa persona a quien se quiso estigmatizar con un hecho que era más bien una consecuencia de la crisis económica global, resultó ser Dilma Rousseff. De las protestas callejeras, a las campañas de descrédito, se pasó a la judicialización de la política. Un guión perfecto. Había que hacer saltar del poder a Dilma Rousseff. Pero no podía hacerse conforme al viejo método de los golpes de Estado militares. Eso sería muy burdo. Sería rechazado a escala mundial por todos los partidarios de la democracia. Había que emplear un nuevo estilo, más sofisticado y más apegado a los cánones legales”, agregó.