La Otra Orilla: De traiciones, protestas y el porvenir

Alberto Ramírez


“Y Usted, ha superado a sus enemigos, le ha arrebatado el sueño a miles de jóvenes de una generación política que tenían en Usted la esperanza de ser parte de una historia política y de seguir aportándole al país.”- Manuel Ruiz, Vicepresidente Nacional de la Juventud Revolucionaria Dominicana

Aunque en la columna pasada les prometí continuar analizando el circo llamado Elecciones Presidenciales Estadounidenses 2016, no pude evitar hablar de una carta abierta realizada por Manuel Ruíz, vicepresidente nacional de la Juventud Revolucionaria Dominicana al presidente del PRD, Miguel Vargas Maldonado. En esta carta abierta, Manuel Ruiz acusa a Vargas Maldonado de usar al partido para usos personales, dejando dicho implícitamente (o mejor dicho explícitamente) que hubo una traición.

La verdad es que como simple observador que soy, no sé exactamente qué pasó internamente ni me corresponde a mí emitirle un veredicto al ingeniero Maldonado (aunque ya el ex presidente Hipólito Mejía se ha encargado de eso). Tampoco haré leña de árbol caído como ya he leído en muchos comentarios en el internet - como por ejemplo “acaban de descubrir américa” y “jajaja el agua moja”. Lo que sí diré es que la política es un juego sucio. El que quiere hacer un cambio verdadero, el que quiere aportar genuinamente, debe embarrarse de lodo hasta el cuello.

Muchas veces en mi tiempo de procrastinación, me encuentro leyendo los ‘posts’ de mis amigos en Facebook quejándose de la falta de motivación del pueblo dominicano. “¡Está bien, no protesten! ¡Después no se quejen!” Seguido por muchos ‘likes’, y comentarios de apoyo. Todo esto está muy bien y puede servir de primeros pasos pero las manifestaciones masivas por sí solas, no resuelven en lo absoluto.

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Yo les pregunto, ¿y qué pasa después de una protesta? ¿Qué pasa después de las canciones románticas que idealizan la lucha progresista? ¿Qué pasa después que se han guardado las pancartas? Pues, todo continúa igual. Pero, ¿por qué? Porque nadie quiere meterse en el lío que implica hacer un cambio verdadero. Porque el cambio verdadero se hace día a día, dentro del sistema. Y es que la proliferación de las redes sociales, nos ha hecho creer que la facilidad de convocatoria es sinónimo de cambio cuando no lo es.

Sin un plan de qué hacer después de la protesta, sin una estrategia para integrar a dichos manifestantes en el proceso político, sin una visión clara no puede haber cambio. El cambio se realiza mediante la integración a los partidos políticos. El cambio se hace educándonos con los procesos democráticos de nuestro país. Muchos sucumbiremos ante la tentación del poder y del lujo, es natural, va a ocurrir. Pero así también, muchos de nosotros no lo haremos. Pero vuelvo y digo, esto se logra embarrándose las manos de lodo. Asistiendo a todas las reuniones tediosas, hablando con la comunidad, haciendo pactos incómodos, involucrando a amigos y a colegas dispuestos a sacrificar su tiempo (y a veces su orgullo) en busca de funcionarios que de verdad quieran un cambio.

Así que para todos ustedes incursionando en la política, para todos ustedes buscando hacer un aporte genuino para el bien del país, para todos ustedes que han sido defraudados, por favor no se me rindan. Para todos ustedes jóvenes que dicen que todo es lo mismo, para todos ustedes con la apatía en la frente, ¡únanse, los necesitamos! Y finalmente, para ustedes, mis amigos revolucionarios, a quienes respeto y admiro, les invito, les reto a dar el próximo paso. Intégrense. Embárrense las manos. Y recuerden, como dice la canción… No te asustes si te encuentras este tren de frente, no te piques, y si te picas, es que tienes que meterle más.

Recuerden que desde este lado de la orilla las cosas se ven diferente. ¡Déjenme saber qué piensan (o no)! Están de acuerdo, ¿sí, no?

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