Una institución con vocación de poder tiene que adecuar sus estructuras a las necesidades y expectativas de la nación donde interactúa.
El éxito del Partido Revolucionario Moderno (PRM) sólo es posible en la medida en que la organización interprete las aspiraciones de su militancia, y fundamentalmente, la de los sectores colocados fuera de la jurisdicción partidaria.
La realidad es que nadie puede presumir que las fuerzas de los partidos garantizan victorias electorales. Por eso, entre las estrategias que se utilizarán para las batallas que se avecinan, y a propósito de que transitamos un año en el que se advierten cambios, debe tomarse muy en cuenta lo siguiente: "articular una maquinaria que se parezca a las aspiraciones de la sociedad dominicana".
Ejercitar intangibles virtudes (respeto, confianza, solidaridad), redefinir objetivos, y privilegiar las urgencias de una sociedad cuyas aritméticas demuestran cómo los dominicanos sin reconocida militancia deciden las elecciones, deben ser punteras en el pliego de estrategias confeccionadas para allanar la cuesta empinada que lleva hacia la poltrona de la Casa Presidencial.
Volver al pueblo (como suplica Fafa), disciplinar y formar la dirigencia, organizar simpatizantes, construir ideas consignas, y acompañar a la población en sus demandas y reclamos, debe ser la base, para con la gente, y desde el poder, transformar nuestra nación.
MARCO BALDERA
Dirigente Político