El 27 de febrero se celebra en República Dominicana el día de la Independencia Nacional producida en 1844. Sin embargo, la independencia actual es una estafa, un engaño. Es una celebración secuestrada por el poder político corrupto. La independencia de Duarte murió con su cuerpo en Venezuela. Juan Pablo Duarte, Matías Ramón Mella y Francisco del Rosario Sánchez no imaginaron en lo que hombres sin escrúpulos y sin principios morales convertirían su legado.
Al hacer un estudio de la actual situación político/social de la República Dominicana determiné que Duarte fracasó en sus propósitos. Duarte propugnó por una Patria donde floreciera el ideal de justicia, orden y humanismo. Ahora tenemos un país sumido en el descrédito internacional como una de las naciones más corruptas del mundo y a cuyos gobernantes no les avergüenza que les llamen ladrones. Por el contrario se sienten orgullosos de las riquezas robadas al pueblo.
La Patria que tenemos no la heredamos de Duarte, Sánchez, Mella, Luperón, Francisco Caamaño, Juan Bosch, Sagrario Díaz, Orlando Martínez, Miguel Cocco, Norge Botello, Antonio Guzmán. No, la Patria secuestrada que tenemos ahora la heredamos de malditos como Pedro Santana, Lilís, Trujillo, Balaguer (el vampiro de Navarrete), Hipólito (y su Pepe Goico) el farsante Leonel Fernández y el cómico Danilo Medina.
Los sueños de Duarte murieron con el golpe de Estado a Juan Bosch, con el asalto al Poder Ejecutivo de parte del asesino Joaquín Balaguer, con la invasión estadounidense en 1965. Al Estado dominicano lo asaltó un grupo de gánster. La Patria está en manos de pragmáticos, mentirosos, ladrones y tígueres. Un grupo de vivos que se han hecho multimillonarios robando hasta la ilusión de la gente. Un pueblo, sin conciencia, que es engañando para que elija mandatarios bragueta floja que nombran a funcionarios por favores sexuales. A eso se ha reducido el Estado dominicano. Oh, Duarte. Oh, Independencia Nacional.
Duarte y la Independencia de 1844 fueron vencidos por los traidores. La idea duartiana de una Patria libre, justa, protectora y ordenada es irrealizable con los actuales actores políticos. Para finalizar cito El Libro de los Últimos Días (Máximo Vega): “Juan Pablo Duarte y la Independencia Nacional de 1844 no son más que una representación de aquello que pudimos ser, pero que jamás seremos”.
Por Tito Valenzuela