Lo que no entienden las bocinas del PRM

Wenzel Musset Lorenzo

QUE POLITICA, OPINION.- La palabra “bocina” es popular dentro de la sociedad dominicana. Es utilizada para referirse a personas que son fanáticos a capa y espada de un partido o una figura política. No importa el nivel de corrupción o ineptitud que tengan estos, se puede observar sobre todo en comunicadores, periodistas y personas influyentes, muchas veces por dinero, beneficio o una fe ciega e inexplicable que lo hace justificar a lo más bajo de esa personalidad o agrupación. No se reduce a personas de los medios, pueden ser ciudadanos comunes y corrientes que hacen lo mismo pero por beneficios menores, cómo un puesto o una botella.

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Dentro de los simpatizantes sectarios del partido revolucionario moderno, existen prácticas dignas de toda secta cuando se meten con sus creencias, los insultos, los ataques y la disonancia cognitiva para evitar ver la realidad.

Según las cornetas del PRM, todo el que es crítico con el partido, es alguien que trabajaba para el PLD, alguien que perdió un empleo por el cambio de gobierno o una bocina morada que ya cobro su último cheque. Estos insultos que repiten tanto que parecen papagayos con una libreta para que no se les olvide y recurrir a ellos cada vez que hablan mal de su partido.

El culto al PRM llegó tan lejos que se inventó una categoría nueva dentro del ejercicio de ser bocina, los silenciadores.

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Los silenciadores son comunicadores y periodistas que comentan de la política nacional, pero cuando sale a la luz algún error del partido blanco, ni mencionan lo sucedido y hasta desaparecen de las redes que tanto usan. No muestran su simpatía al PRM alzando su voz, pero la muestran con un silencio sepulcral donde evitan opiniones que dañen el partido y sobre todo a sus jugosos contratos de publicidad estatal.

PRM: buenas intenciones manchadas

Si hay una frase qué puede definir a la actual gestión del PRM seria “el camino al infierno está plagado de buenas intenciones”.

El partido ha mostrado la intención de renovarse en aspectos importantes de la administración pública, sobre todo en la transparencia. Siendo el presidente Luis Abinader el principal impulsador y ejemplo de esta renovación.

Pero se torna difícil tanto en los resultados cómo en la percepción de la población, mostrar un gobierno novedoso siendo la fórmula del PRM una mejoría y dos escándalos por semana, una fórmula que les ha traído tantos problemas cómo la formulita de Ito. Dan un paso adelante y dos hacia atrás, lo que crea un estancamiento prolongado y la duda de si son más de lo mismo.

No es que cómo sociedad le exigimos más al PRM de lo que le hicimos al PLD, es que los estamos midiendo con la misma vara con la que sacamos al PLD y les exigimos que se pongan a la altura de sus promesas de campaña y adopten el cambio que quisieron vender.

Vamos a aplaudir las excelentes gestiones de Yayo Sanz Lovaton en aduanas, Jatzel Román en el MIREX, el de Mirian Germán y Wilson Camacho y los esfuerzos del presidente para evitar la mafiosa duplicidad de funciones del Estado, pero vamos a ser críticos y señalar a los funcionarios qué lo hagan mal.

Seremos críticos con los funcionarios suspendidos por agresiones sexuales, con regalos de dinero a gente qué no lo necesita, con la constancia en las malas decisiones que tienen qué revertir, con los nombramientos de familiares con la única excusa de su preparación, con las órdenes de compra de comidas lujosas en las direcciones y ministerios en tiempos de austeridad, con el trabajo vergonzoso en el área de la comunicación del Estado y al nombramiento de personas con intereses en cargos claves.

Esto va dirigido a las bocinas, funcionarios y a los simpatizantes sectarios del PRM que acusan a muchos críticos de quedarse callados en el gobierno del PLD y les molesta que se alcé la voz en el gobierno del PRM.

Entonces, ¿qué los diferencia a ustedes de los defensores de las fechorías del PLD que aplaudían cómo focas lo bueno y se callaban por sus intereses en lo malo? se supone que el PRM llego para un cambio, no para un "ahora es mi turno".

Cierro este artículo dejando claro que el verdadero cambio fue en la población dominicana, ese no lo detiene nadie, ni siquiera la frescura de una nueva administración.

Sacamos de manera humillante al PLD y varios de sus antiguos funcionarios ni siquiera pueden comer en un restaurante tranquilos, por la repulsión que les manifiesta el pueblo dominicano.

Haremos con el PRM de ser necesario o con el próximo gobierno sufra los efectos del desgaste y de la borrachera que produce el poder.

La única garantía de políticos diferentes es un pueblo que los exija. Los dominicanos nos hemos puesto la tarea de exigir mejores políticos y de ahí vienen nuestras críticas, esto es lo que no han podido entender las bocinas del partido blanco y azul.


Por Wenzel Musset Lorenzo

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