Con el titular de este artículo son muchos los nombres que nos llegan a la mente, conocidos ellos como los embajadores del odio en la política dominicana.
Otros, a juzgar por los contratos de publicidad subidos al Portal Transaccional de la Dirección General de Contrataciones Públicas (DGCP), hacen de Twitter un negocio más lucrativo que cualquier otro.
Es cierto que, lo de las llamadas “bocinas del gobierno” no es algo nuevo, lo que si ha subido
de nivel en la actual gestión de gobierno, es el odio que se esparce
en redes sociales a partidos y figuras de la oposición.
Es un trabajo sin descanso, desde las 7:00 AM están en su ardua labor,
ganándose los likes, RT y comentarios de muchos incautos que no saben
que dichos ataques y contenidos tuiteados son suministrados y otros
malsanamente inventados con el único fin de destruir reputaciones y
sacar provecho político.
Los embajadores del odio tienen en su adentro temas personales y suelen
ser resentidos en su mayoría; en cambio las bocinas solo tienen dos tareas: atacar ferozmente a la
oposición y no decir nada si las faltas que motivan sus ataques las comete
el gobierno.
Asimismo, la llamada
ola del cambio se llevó a muchos de la “sociedad civil” que hoy en el gobierno, demostraron ser brazos políticos de un
partido para atacar a otro.
El chiste se cuenta solo. Durante años, grupos, personas y medios de
comunicación, se prestaron para hacer causas comunes que hoy los que
pueden ver más allá de la curva, entendieron el fin de todo su
accionar.
Por Yeison Mateo