Qué Política, Santo Domingo.- El
populismo como política de Estado
tiene efectos negativos en una sociedad. En algunos casos, los líderes
populistas utilizan este discurso para obtener el poder político sin tener
un proyecto sólido y coherente para el país.
Esto puede llevar a una gestión ineficiente y poco transparente de
los recursos públicos, así como a la toma de decisiones impulsivas e
irresponsables.
Además, el
populismo
puede generar una polarización extrema en la sociedad, al dividir a la
población entre "el pueblo" y "las élites". Esta retórica puede generar
resentimiento y hostilidad hacia quienes se perciben como parte de las
élites, lo que puede llevar a la exclusión y la marginalización de ciertos
grupos sociales.
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Asimismo, el
populismo puede socavar la confianza en las instituciones democráticas y en el
sistema de justicia, al presentar a estas instituciones como "enemigos del
pueblo".
Otro de los peligros del
populismo
como política de Estado es que puede promover una cultura política de
dependencia del líder carismático, en lugar de promover la participación
ciudadana activa y la construcción de instituciones fuertes.
En
este sentido, el populismo puede ser un obstáculo para el desarrollo de
una sociedad civil activa y una cultura democrática sólida.