Bolsonaro, perdedor de las elecciones ante el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, terminó el pasado 31 de diciembre su mandato de cuatro años, que entre otras cosas le dejaron varios procesos abiertos en su contra en el Supremo y una quincena en la justicia electoral.
Pocos dudan de que uno de los procesos que más daño le puede hacer al exmandatario es el que los siete jueces del TSE empezaron a analizar en Brasilia.
Abuso de poder
Se trata de la demanda interpuesta por el centroizquierdista
Partido Democrático Laborista (PDT) después de que, en julio de 2022, tan
solo tres meses antes de los comicios presidenciales, Bolsonaro expusiera
en una reunión con 40 embajadores, transmitida por los medios oficiales,
su infundada teoría contra la fiabilidad de las urnas electrónicas.
Esa
teoría, que Bolsonaro repitió en múltiples ocasiones durante años, habría
motivado a que sus partidarios radicales clamaran fraude en las elecciones
y que, pocos días después de la investidura de Lula, invadieran y
destrozaran las sedes de los tres poderes en Brasilia.
Por
estos hechos el exmandatario también está siendo procesado en la máxima
corte. El Ministerio Público Electoral (MPE) ya se manifestó a favor de la
inhabilitación de Bolsonaro tras encontrar evidencias de abuso de poder
político en la reunión con los embajadores. La decisión que tome el TSE,
sea favorable o no, se puede recurrir en la propia corte y en la Corte
Suprema.
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