La Fundación Institucionalidad y Justicia Inc. (Finjus) indicó que son motivo
de preocupación los efectos que podrían derivarse del
transfuguismo político en el
sistema electoral, analizados desde la perspectiva de la necesidad de fortalecer los
mecanismos que propician los derechos a elegir y ser elegidos consagrados en
la Constitución y las leyes, lo mismo que para elevar la calidad de la
representación política que se encarna en el Poder Legislativo y el sistema
municipal.
El transfuguismo político es entendido como el acto mediante el cual un miembro de una agrupación política se desliga de ella y emigra a otra.
A través de un comunicado, la institución destacó que cada persona tiene derecho a ejercer una participación política estable y activa.
“Esta es una condición sine qua non del desarrollo social y político de una nación. En el marco de una sociedad democrática, esa participación debe ser coherente con la visión del sistema político imperante y el contenido y alcance de los actos de los órganos estatales, los partidos políticos y las normas que los regulan”, indica.
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Asimismo, el escrito indica que la sociedad dominicana ha expresado de manera clara en las últimas décadas que aspira a vivir en el marco de un sistema democrático plural, representativo, transparente y basado en reglas claras y justas.
El transfuguismo político es entendido como el acto mediante el cual un miembro de una agrupación política se desliga de ella y emigra a otra.
A través de un comunicado, la institución destacó que cada persona tiene derecho a ejercer una participación política estable y activa.
“Esta es una condición sine qua non del desarrollo social y político de una nación. En el marco de una sociedad democrática, esa participación debe ser coherente con la visión del sistema político imperante y el contenido y alcance de los actos de los órganos estatales, los partidos políticos y las normas que los regulan”, indica.
Asimismo, el escrito indica que la sociedad dominicana ha expresado de manera clara en las últimas décadas que aspira a vivir en el marco de un sistema democrático plural, representativo, transparente y basado en reglas claras y justas.
"Por ello no es de extrañar que los partidos políticos, concentren tanto
interés y atención de la sociedad y los medios de comunicación, porque son
ellos las plataformas donde los individuos se agrupan en base a sus
preferencias e ideas. Como acertadamente planteó Hans Kelsen, una democracia
realista es aquella donde la presencia de partidos políticos es
imprescindible”.
“Nuestra Constitución reconoce la participación política como un derecho fundamental, mismo que el Estado debe garantizar y promover de manera equilibrada, razonable e igualitaria. El pluralismo político resulta aquí de gran relevancia, pues es el principio y valor fundamental de la democracia, y conlleva la existencia de una gran diversidad ideológica que debe ser respetada dentro de límites razonables y proporcionales establecidos por las leyes. Resulta imprescindible que sea también reconocido el derecho de cada ciudadano de modificar sus posiciones e incluso tener la posibilidad de cambiar sus preferencias partidarias”.
Explica que el transfuguismo desenfrenado podría convertirse en “un pesado lastre para la democracia dominicana, porque pone en cuestionamiento y desvirtúa valores y principios cardinales que son inherentes a la formación de los partidos y a los cuales deben ajustarse en su pretensión de ser representantes de la voluntad de sus afiliados”.
Cuando un representante político decide de manera abrupta y casi siempre intempestiva abandonar las filas de su militancia, deja a un lado los deberes de fidelidad, tolerancia y continuidad que lo unen con sus seguidores. En otras palabras, los representantes elegidos de cada afiliación política encarnan los intereses de sus electores y por ende su voluntad. Por ello, sin distinción de la noción que se utilice, el transfuguismo refleja una idea sesgada de vida democrática, porque no demuestran consistencia con lo que promueven.
Como consecuencia directa de este planteamiento se eleva el desinterés y la desconfianza de los ciudadanos, pues distorsiona el sentido de la participación de los ciudadanos en las elecciones, desde el momento en que su representante abandona las ideas que fueron la base de su triunfo.
Existe una franca diferenciación entre la libertad política de una persona para afiliarse a un determinado partido y por el otro lado su libertad de abandonar las filas de la agrupación que lo elevó a una determinada posición. Aunque popularmente este hecho se asocia a la traición, más bien lo vemos como una manifestación de la disidencia política, con el inconveniente de que origina un desbalance a nivel democrático y constitucional. Este tema origina uno de los debates más acalorados en materia política y electoral. La defensa de los intereses de los ciudadanos que representan deberían ser la base para afianzar la confianza y la legitimidad popular.
El transfuguismo atenta contra el pluralismo político. Si aceptamos que la diversidad ideológica y política es uno de los fundamentos de una sociedad democrática, ¿dónde quedan sus valores cuando algunos representantes que estaban en una bancada de forma abrupta pasan a ser parte de las filas contrarias? La idea del debate democrático, de la conquista de las simpatías y del predominio de las mejores posiciones se derrumba con cada tránsfuga.
Detalla Listín Diario que Finjus hace un llamado a la sociedad a "mantener su atención a este fenómeno que daña la democracia y a elevar la voz para que los órganos competentes adopten las regulaciones que sean adecuadas para que la conducta ética y política de los partidos políticos y sus integrantes sea coherente con los valores democráticos que la sociedad dominicana ha pregonado en las últimas décadas".
“Nuestra Constitución reconoce la participación política como un derecho fundamental, mismo que el Estado debe garantizar y promover de manera equilibrada, razonable e igualitaria. El pluralismo político resulta aquí de gran relevancia, pues es el principio y valor fundamental de la democracia, y conlleva la existencia de una gran diversidad ideológica que debe ser respetada dentro de límites razonables y proporcionales establecidos por las leyes. Resulta imprescindible que sea también reconocido el derecho de cada ciudadano de modificar sus posiciones e incluso tener la posibilidad de cambiar sus preferencias partidarias”.
Explica que el transfuguismo desenfrenado podría convertirse en “un pesado lastre para la democracia dominicana, porque pone en cuestionamiento y desvirtúa valores y principios cardinales que son inherentes a la formación de los partidos y a los cuales deben ajustarse en su pretensión de ser representantes de la voluntad de sus afiliados”.
Cuando un representante político decide de manera abrupta y casi siempre intempestiva abandonar las filas de su militancia, deja a un lado los deberes de fidelidad, tolerancia y continuidad que lo unen con sus seguidores. En otras palabras, los representantes elegidos de cada afiliación política encarnan los intereses de sus electores y por ende su voluntad. Por ello, sin distinción de la noción que se utilice, el transfuguismo refleja una idea sesgada de vida democrática, porque no demuestran consistencia con lo que promueven.
Como consecuencia directa de este planteamiento se eleva el desinterés y la desconfianza de los ciudadanos, pues distorsiona el sentido de la participación de los ciudadanos en las elecciones, desde el momento en que su representante abandona las ideas que fueron la base de su triunfo.
Existe una franca diferenciación entre la libertad política de una persona para afiliarse a un determinado partido y por el otro lado su libertad de abandonar las filas de la agrupación que lo elevó a una determinada posición. Aunque popularmente este hecho se asocia a la traición, más bien lo vemos como una manifestación de la disidencia política, con el inconveniente de que origina un desbalance a nivel democrático y constitucional. Este tema origina uno de los debates más acalorados en materia política y electoral. La defensa de los intereses de los ciudadanos que representan deberían ser la base para afianzar la confianza y la legitimidad popular.
El transfuguismo atenta contra el pluralismo político. Si aceptamos que la diversidad ideológica y política es uno de los fundamentos de una sociedad democrática, ¿dónde quedan sus valores cuando algunos representantes que estaban en una bancada de forma abrupta pasan a ser parte de las filas contrarias? La idea del debate democrático, de la conquista de las simpatías y del predominio de las mejores posiciones se derrumba con cada tránsfuga.
Detalla Listín Diario que Finjus hace un llamado a la sociedad a "mantener su atención a este fenómeno que daña la democracia y a elevar la voz para que los órganos competentes adopten las regulaciones que sean adecuadas para que la conducta ética y política de los partidos políticos y sus integrantes sea coherente con los valores democráticos que la sociedad dominicana ha pregonado en las últimas décadas".