El sistema político dominicano tiene un destructor más grande que la
corrupción e impunidad juntas, el transfugismo.
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El
transfuguismo se ha convertido en el enemigo silente de la arena política dominicana.
Donde cada individuo tiene un precio y solo piensa en venderse al poder de
turno.
El Partido Revolucionario Moderno (PRM) fue víctima durante muchos años de
esta aberrante jugada mientras el Partido de la Liberación Dominicana (PLD)
estuvo dirigiendo los destinos del país.
Hoy que ostentan la primera magistratura del país, en el PRM han mostrado
pocos escrúpulos, por no decir ningunos, a la hora de ir por lo que la oposición ha denunciado como “compra de dirigentes”.
Según denuncias, los que “se van” lo hacen por grandes sumas de dinero en efectivo y puestos en el Gobierno
para sus equipos que van desde RD$50,000 hasta los RD$100,000.
El transfugismo no es de ahora y seguirá dañando a un sistema político en
el que todos los que intervienen son culpables, por el poco interés que
pusieron cuando dicho tema se trato en las hoy vigentes leyes de partidos y
electorales.