El año pasado hubo 69 ataques no provocados de tiburones, superando los 63 de 2022, y diez muertes, el doble que el año anterior y el máximo en 12 años, según el Archivo Internacional de Ataques de Tiburones, un informe global anual publicado el lunes por la Universidad de Florida, sureste de Estados Unidos.
Gavin Naylor, director del Programa local de Investigación de Tiburones en el Museo de Historia Natural de Florida y coautor del estudio, señaló a la AFP que el aumento no significa que los tiburones se estén volviendo más numerosos o feroces.
Tres de las muertes ocurrieron frente a la costa del sur de Australia, en una región llamada Península de Eyre, donde una población de focas en recuperación motivó a los tiburones blancos a acercarse a una región remota donde frecuentan los surfistas.
"Si te ataca un tiburón blanco, probablemente no vayas a tener todos los helicópteros capaces de llegar allí en cinco minutos, ni camillas ni toda la infraestructura médica", dijo Naylor.
En total, Australia registró cuatro muertes, seguidas con dos por Estados Unidos y una en las Bahamas, Egipto, México y el territorio francés de ultramar Nueva Caledonia.
Estados Unidos sufrió 36 ataques no provocados, poco más de la mitad del número total en todo el mundo. La mayoría de estos son lo que se denominan mordeduras de "prueba", o sea cuando un tiburón confunde a un humano con una presa.
"Provocar" a un tiburón está definido como acercarse intencionalmente a uno o nadar en un área donde se usaba cebo para atraer peces, y tales incidentes no fueron incluidos en los recuentos principales del estudio.
Los datos se recopilaron a través de informes de los medios de comunicación y luego fueron validados de forma independiente por Naylor y su coautor, Joe Miguez.
Naylo resaltó que "a nivel mundial, el número de tiburones ha disminuido", con una amplia tendencia a que los tiburones se acerquen a las aguas costeras a medida que la sobrepesca provoca el colapso de las poblaciones de peces en el océano.
Un estudio publicado en la revista científica Nature en 2021 demostró que la abundancia global de tiburones y rayas oceánicos ha disminuido 71% desde 1970.
Esto, a su vez, ha llevado a una desconexión entre lo que los científicos informan a nivel mundial y lo que los pescadores costeros dicen a nivel local sobre el aumento de los encuentros con los depredadores, añadió Naylor.