Para el politólogo Belarminio Ramírez la
compra de votos durante las
elecciones municipales alcanzó un 16 por ciento, lo que se constituye en un
nuevo record en el país.
«Participación Ciudadana pudo contactar compra de votos en el 16% de los recintos, y esa cifra es un nuevo récord», considera el politólogo.
Plantea que en unas elecciones nacionales siempre alguien comete un delito, pero debe llevar a la preocupación cuando el delito es una conducta política aprobada y diseñada desde las cúpulas partidarias, como ha sucedido en las elecciones municipales del 18 de febrero 2024.
«En estas elecciones se veía venir que habrían más personas dispuestas a vender el voto que en los procesos anteriores por la ausencia de fidelidad hacia principios y valores, y sobre todo, hacia los partidos políticos y los líderes», opinó Ramírez.
Detalla Hoy Digital que explica que aunque la ley sanciona la compra de votos y la propaganda electoral en los recintos de votación, los partidos y candidatos, unos más que otros, decidieron pasarle por encima de la norma.
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«El PRM apostó docenas de personas durante todo el día en el frente de los recintos haciendo un proselitismo abierto y la autoridad electoral fue indiferente. Esa incompetencia de la JCE para exigir y garantizar un proceso enmarcado en las normas, vulnera la confianza en el órgano y lacera la legitimidad de la democracia», opinó el experto en temas electorales.
Sostiene que la única forma de superar el delito electoral es con una conducta de la partidocracia que se convierta en cultura de respeto a las normas. Agrega que en el nuevo orden social y político que vive República Dominicana, lo que importa es retener o conquistar el poder sin importar el daño que le causen al sistema.
«Cuando se esperaba que la República Dominicana avanzaría en conducta, institucionalidad y cultura democrática, con lo sucedido en estas elecciones municipales que imponen un nuevo récord en abstención, la sociedad lo que hace es involucionar. Una sociedad incapaz de organizar elecciones transparentes y libres no puede avanzar en institucionalidad democrática», concluyó.
«Participación Ciudadana pudo contactar compra de votos en el 16% de los recintos, y esa cifra es un nuevo récord», considera el politólogo.
Plantea que en unas elecciones nacionales siempre alguien comete un delito, pero debe llevar a la preocupación cuando el delito es una conducta política aprobada y diseñada desde las cúpulas partidarias, como ha sucedido en las elecciones municipales del 18 de febrero 2024.
«En estas elecciones se veía venir que habrían más personas dispuestas a vender el voto que en los procesos anteriores por la ausencia de fidelidad hacia principios y valores, y sobre todo, hacia los partidos políticos y los líderes», opinó Ramírez.
Detalla Hoy Digital que explica que aunque la ley sanciona la compra de votos y la propaganda electoral en los recintos de votación, los partidos y candidatos, unos más que otros, decidieron pasarle por encima de la norma.
«El PRM apostó docenas de personas durante todo el día en el frente de los recintos haciendo un proselitismo abierto y la autoridad electoral fue indiferente. Esa incompetencia de la JCE para exigir y garantizar un proceso enmarcado en las normas, vulnera la confianza en el órgano y lacera la legitimidad de la democracia», opinó el experto en temas electorales.
Sostiene que la única forma de superar el delito electoral es con una conducta de la partidocracia que se convierta en cultura de respeto a las normas. Agrega que en el nuevo orden social y político que vive República Dominicana, lo que importa es retener o conquistar el poder sin importar el daño que le causen al sistema.
«Cuando se esperaba que la República Dominicana avanzaría en conducta, institucionalidad y cultura democrática, con lo sucedido en estas elecciones municipales que imponen un nuevo récord en abstención, la sociedad lo que hace es involucionar. Una sociedad incapaz de organizar elecciones transparentes y libres no puede avanzar en institucionalidad democrática», concluyó.