El Ministerio de Salud Pública, a través de la Dirección General de Epidemiología (Digepi), advirtió sobre la legionelosis, una enfermedad bacteriana grave que afecta principalmente los pulmones, causada por la bacteria Legionella, siendo la especie L. pneumophila la más patógena y comúnmente asociada a los casos de infección e incluso brotes epidémicos a nivel mundial.
Es importante destacar que en República Dominicana no se han reportado casos para esta enfermedad, sin embargo, las autoridades afirman que se mantiene la vigilancia pasiva.
La forma más frecuente de transmisión es por inhalación, ya que los depósitos contaminados en instalaciones de agua pueden dispersar gotas de agua que contienen la bacteria, las cuales pueden ser inhaladas por personas expuestas, llegando así a su aparato respiratorio.
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La legionelosis no se transmite de persona a persona, ni de animales a personas, ni por beber agua o ingerir alimentos contaminados.
Los síntomas iniciales incluyen fiebre, pérdida de apetito, cefalea, malestar general, letargo, dolor muscular, diarrea y confusión, y suelen aparecer entre el segundo y el décimo día después de la exposición a la bacteria.
La incidencia conocida de esta enfermedad varía considerablemente en función del nivel de vigilancia y notificación, y se detectan cada año de 10 a 15 casos por cada millón de habitantes en Europa, Australia y los Estados Unidos.
Es importante destacar que en República Dominicana no se han reportado casos para esta enfermedad, sin embargo, las autoridades afirman que se mantiene la vigilancia pasiva.
La forma más frecuente de transmisión es por inhalación, ya que los depósitos contaminados en instalaciones de agua pueden dispersar gotas de agua que contienen la bacteria, las cuales pueden ser inhaladas por personas expuestas, llegando así a su aparato respiratorio.
La legionelosis no se transmite de persona a persona, ni de animales a personas, ni por beber agua o ingerir alimentos contaminados.
Los síntomas iniciales incluyen fiebre, pérdida de apetito, cefalea, malestar general, letargo, dolor muscular, diarrea y confusión, y suelen aparecer entre el segundo y el décimo día después de la exposición a la bacteria.
La incidencia conocida de esta enfermedad varía considerablemente en función del nivel de vigilancia y notificación, y se detectan cada año de 10 a 15 casos por cada millón de habitantes en Europa, Australia y los Estados Unidos.