Por su lado, Haley Batten aprovechó la mala suerte de dos de sus grandes rivales para conquistar la medalla de plata — el mejor resultado de una ciclista estadounidense.
Ferrand-Prevot cruzó la meta con los brazos levantados en señal de triunfo, mientras que una multitud jubilosa de miles de personas rompió a cantar una serenata para la nueva campeona. Rapidamente se desmontó y alzó su bicicleta sobre su cabeza en la recta de grava.
Ferrand-Prevot terminó 2 minutos, 57 segundos por delante de Batten, quien había superado en la última vuelta a Jenny Rissveds para lograr el oro en Río. La ciclista sueca fue tercera, en un regreso emocional tras dos años alejada de las competencias para lidiar con problemas de salud mental.
Loana Lecomte, la otra francesa que aspiraba al podio, estaba en el tercer lugar a mitad de carrera cuando llegó a un tramo conocido como un jardín de rocas. Se fue hacia adelante y aterrizó con fuerza entre las rocas, un aparatoso accidente que acabó con su sueño olímpico.
También hubo angustia para la holandesa Puck Pieterse, quien se ubicaba en el segundo lugar hasta que un pinchazo la obligó a cambiar de rueda unos minutos después. Los cerca de 30 segundos que perdió le costaron la oportunidad de subir al podio olímpico.
La carrera se realizó en un recorrido diseñado por el experto sudafricano Nick Floros, quien también concibió las sedes de ciclismo de montaña para los Juegos de Río y Tokio. Fue tallado en un paisaje boscoso en Elancourt Hill que era una cantera de arenisca en los 1800, luego se convirtió en un vertedero hasta 1975, antes de que un programa de regeneración lo convirtiera en un parque popular. AP